La experiencia de Chachahuén Sur, operado por YPF en Mendoza, se consolidó como uno de los casos más claros de cómo una política fiscal inteligente puede destrabar inversiones en campos maduros.

Los proyectos de Recuperación Terciaria (EOR, por sus siglas en inglés), esenciales para extender la vida útil de los yacimientos, requieren altos niveles de inversión inicial y enfrentan plazos de repago extensos. Bajo un esquema tradicional de regalías, sus márgenes suelen resultar marginales.

En este contexto, la provincia tomó una decisión que modificó por completo el horizonte económico del activo. La reducción de regalías del 18% al 9%, aplicada exclusivamente sobre la producción incremental generada por el proyecto EOR, permitió que un desarrollo antes limitado se transformara en un motor productivo con impacto directo en la actividad provincial.

Según el informe de la consultora GtoG ENERGY, la medida no implicó una pérdida fiscal, sino una estrategia orientada a generar nueva producción que, de otro modo, nunca habría existido.

Un cambio fiscal que revirtió la ecuación económica

La clave del éxito de Chachahuén Sur fue la reconfiguración de riesgo y retorno. Con el régimen previo, el proyecto era marginal: los largos períodos de repago, sumados al CAPEX requerido, no permitían alcanzar niveles de rentabilidad atractivos.

La política provincial reequilibró esa ecuación, habilitando una TIR superior al 20%, un VAN positivo bajo todas las tasas y un período de recuperación del capital prácticamente reducido a la mitad.

Este cambio permitió destrabar más de 81 millones de dólares en inversiones, impulsando uno de los desarrollos EOR más relevantes del país.

El informe de GtoG ENERGY indicó que, a septiembre de 2025, la producción adicional ya llegaba a 3,5 millones de barriles, un volumen que posicionó al proyecto como el segundo más grande de su tipo en Argentina.

La política pública enfocada únicamente en la producción incremental fue el punto de inflexión que convirtió riesgo técnico en oportunidad de crecimiento.

El impacto también fue significativo en términos provinciales. El proyecto ya representa el 7% de la producción total de Mendoza y generó un movimiento económico estimado en USD 570 millones, acompañado por una recaudación fiscal que superó los USD 74 millones. El incentivo inicial tuvo un efecto multiplicador que permitió ampliar la base productiva bajo condiciones de rentabilidad real.

Lecciones de un modelo win-win

El caso de Chachahuén Sur deja aprendizajes centrales para el diseño de políticas energéticas. Los desarrollos EOR requieren un marco fiscal competitivo que incentive inversiones de riesgo en campos maduros.

La experiencia muestra que reducir la carga sobre la producción incremental no solo estimula la actividad privada, sino que también mejora la recaudación al expandir el volumen producido.