La eficiencia energética no solo es importante por su aporte a la mitigación del cambio climático y al cuidado ambiental, sino también porque “significa reducir costos” en los procesos industriales, tanto en la elaboración de los bienes y servicios como en su transporte.
Así lo aseguró Rolando García Valverde, líder de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Cámara de la Industria Química y Petroquímica (Cyqyp) y a cargo del Programa de Cuidado Responsable del Medio Ambiente de la entidad (Pcrma).
“La sociedad tiene una percepción sobre la química y petroquímica como industrias contaminantes, pero hay que tener en cuenta que el sector tiene una participación en la generación de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que no supera el 12% del total”, advirtió en diálogo con Télam.
Agregó que la apreciación negativa sobre esta actividad surge de la falta de información, ya que “no somos productores de petróleo, sino consumidores de derivados”.
Al respecto, sostuvo que “a partir del Acuerdo de París (convención de las Naciones Unidas para reducir la emisión de GEI y atenuar el calentamiento global), se fueron acelerando las acciones, pero esto siempre ha sido parte de nuestro trabajo”.
“La industria química y petroquímica local, regional y global, ha trabajado y sigue trabajando mucho en materia de eficiencia energética, en parte porque hay una conciencia ambiental para ello, pero también porque significa reducir costos, tanto para la propia industria como para otros sectores vinculados”, puntualizó.
Entre los aportes a la eficiencia energética del sector químico y petroquímico, García Valverde destacó el “cambio de combustible” utilizado en los procesos industriales, tanto el gas natural como las distintas variantes de hidrógeno, además de recursos renovables eólicos y solares en lo que respecta al abastecimiento de las plantas y “en la captura de carbono, para que el CO2 (dióxido de carbono) no sea emitido a la atmósfera”.
Pero fuera de los límites de los establecimientos, también puso de relieve los “muchísimos aportes” como insumos y partes de otras actividades, básicamente por “el hecho de reemplazar metales por materiales más livianos”, con el consecuente ahorro en el consumo de energía “en autos, aviones, trenes y barcos, con detalles que quizás no sean muy tenidos en cuenta por la mayoría de la gente”.
En ese sentido, García Valverde remarcó el cambio a través de los años de los paragolpes de los automóviles, que pasaron de ser de chapa a ser elaborados con polímeros, incidiendo en un menor uso de combustible.
Y en materia de transporte, puso la atención en “la diferencia abismal” de costos que implica, por ejemplo, “la carga y traslado de quinientas cajas de yogurt en envase de vidrio” respecto de la misma mercadería en potes de plástico”.
El aporte de la industria química y petroquímica también se hace notar en dos actividades clave en materia de eficiencia energética como los parques eólicos y el etiquetado de viviendas.
En el primer caso, apuntó que “las aspas de los molinos son de polímeros y resinas sintéticas”, a diferencia de los antiguos metálicos, mientras que los materiales a base de poliuretano son “fundamentales” para una correcta aislación térmica de las viviendas, si se los compara con los “pesadísimos” insumos empleados años atrás.
Las tareas de ahorro y sustentabilidad del sector químico-petroquímico están contempladas en el Pcrma, una iniciativa presente en más de 70 países para administrar los riesgos a los que se encuentran expuestos los diferentes actores involucrados en el manejo, distribución y tratamiento de los productos químicos.
Las prácticas del programa consideran aspectos de las normas ISO 14.001 (gestión ambiental), 9.001 (gestión de calidad) y 45.001 (gestión de salud y seguridad ocupacional).
El Pcrma también establece un ranking para calificar el desempeño de las empresas, en base a más de cien indicadores concentrados en las variables de buenas prácticas en salud, seguridad industrial, seguridad patrimonial y ambiente (con gestiones de sustancias químicas, circularidad y emisiones de GEI).
El cumplimiento de esos compromisos es supervisado por una auditoría externa y entre las empresas que muestran los mejores índices se encuentran Atanor, YPF Química, Cabot, Pampa Energía, Evonik, Archorma, Sika y Nouryon.
Hasta el momento, el programa cuenta con 42 empresas certificadas, 2 en proceso de certificación, 9 en proceso de implementación y 45 adheridas.
Asimismo, la Ciqyp realizó un curso de capacitación sobre el rol de la industria del sector en el cambio climático, con el apoyo del Programa de Acción Climática para la Industria Química de la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional) y la colaboración del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y de la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo.