El presidente para Latinoamérica del Consejo Mundial de Energía Eólica (Gwec), Ramón Fiestas Hummler, destacó las ventajas comparativas para el desarrollo de las energías renovables en el país, pero a la vez la necesidad de alinear políticas y normativas que permitan la inversión en igualdad de condiciones y orientar los abundantes recursos de gas natural a la exportación.
El español Fiestas Hummler repasó en una entrevista con Télam el desarrollo de las energías verdes en la Argentina, la región y el mundo, en la previa de la COP28 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) que se realizará en Dubai, en ocasión de una visita al país en la que se reunió con autoridades gubernamentales y del sector privado.
¿En línea con las metas globales de descarbonización, cuál es el escenario de la región y la Argentina?
América Latina es la región más descarbonizada en su conjunto. Pero luego tienes las realidades nacionales de países que están altamente carbonizados en sus sistemas eléctricos. Ahí Argentina se queda atrás en el desarrollo de energías renovables en los últimos años y eso tiene un impacto en que no ha podido transitar la senda de la reducción de emisiones en el sector energético. Argentina tiene esa asignatura pendiente, tanto más cuanto en la Cumbre de Glasgow incrementó sus objetivos de reducción de emisiones contaminantes.
Entonces un mensaje importante es que a la par que los países incrementan esa ambición de reducción de emisiones, es absolutamente necesario que acomoden sus marcos normativos y sus políticas energéticas, ambientales y económicas alineadas con esos objetivos. En ese alineamiento de las políticas está la clave de las inversiones, que en cualquier país necesitan ver una articulación con los objetivos de reducción.
¿Considera que más allá de la necesidad de infraestructura está condicionada la llegada de inversiones al país?
Lo que estamos viendo es la necesidad de que en la Argentina se iguale el terreno de juego de los diferentes actores en el sector energético, de tal manera que las energías renovables se puedan desplegar con todo su potencial y puedan poner de relieve toda la competitividad. Particularmente en Argentina, que tiene unos recursos absolutamente extraordinarios y por encima de la mayor parte de otros mercados. Eso le daría a este país una ventaja competitiva si fuera capaz de explotar convenientemente esos recursos, porque la mayor cantera energética que tiene Argentina no está en Vaca Muerta, está encima. Es el viento y el sol.
Precisamente, la Argentina está desarrollando su futuro energético inmediato en base al potencial de Vaca Muerta. ¿Cómo se puede compatibilizar?
Absolutamente. Se habla del gas como energía de transición para el país pero sobre todo para la región, y la solución macroeconómica que les llevaría el desarrollo de eso. Pero el gas es una energía de transición. Claro que es compatible la exploración y la explotación de Vaca Muerta con el desarrollo de proyectos de energías renovables, siempre y cuando -insisto- las condiciones de mercado sean equilibradas para todos los jugadores y la eólica pueda competir en igualdad con el resto de las tecnologías. ¿Por qué? Porque entonces el gas de Vaca Muerta se utilizará para exportar a aquellos países que lo necesiten. No será Argentina el que lo necesite, porque tendrá todo el viento y todo el sol que quiera y más para producir electricidad a precios mucho más competitivos, pero necesita que el terreno de juego donde se puede demostrar esa competitividad se nivele.
¿Y esa nivelación cómo se consigue en el caso local?
Con política energética y con actualización de la regulación energética, porque el camino debe ser la eficacia y la eficiencia económica de la energía, y allí las renovables estarán en el primer lugar de la matriz eléctrica de Argentina. Pero para que esto sea posible hay que entender que estamos construyendo un nuevo sistema eléctrico sobre un antiguo sistema eléctrico que respondía a unas necesidades diferentes y que tenía unas fuentes de energía diferentes. Construir un sistema eléctrico del presente y futuro sobre el sistema eléctrico del pasado es un desafío que implica reconocer importantes inversiones en el sector energético, especialmente en transmisión, porque igual que se hicieron líneas multi kilométricas para atraer las energías hidráulicas de los embalses a los centros de consumo, por ese mismo principio es necesario hacer líneas kilométricas para traer los vientos de todas las cuencas eólicas que tiene Argentina.
¿Qué riesgos puede asumir el sector privado en esa inversión?
La industria de las energías renovables está preparada para desplegar inversiones en las redes de transmisión. Lo que hace falta es crear las condiciones normativas y regulatorias necesarias para que esas inversiones se puedan realizar. Obviamente, esas inversiones implicarán unos desembolsos y unos costos financieros que contribuirán a modernizar el sistema eléctrico argentino y si no se hace, el sistema se viene abajo. Entonces, es necesario hacer inversiones en redes de transmisión, tanto más en un escenario donde el desarrollo del sistema eléctrico tiene que ser orientado por el incremento de la generación de origen renovable, que es la necesidad que tiene el país para cumplir con sus compromisos de reducción de emisiones y alinearse internacionalmente con el combate contra el cambio climático.
¿Cuál debe ser el rol del Estado en este en este desarrollo?
El país ya conoce dos mecanismos regulatorios diferentes y complementarios que sirven tanto uno como el otro para desarrollar proyectos de energías renovables. El rol del Estado es generar cualquiera de los escenarios regulatorios que el Gobierno decida poner en marcha, ya sea favoreciendo contratos a largo plazo a través de un mecanismo regulado, o ya sea estableciendo los mecanismos convenientes dentro del mercado a término para que los agentes puedan libremente contratar a largo plazo. Pero la clave para el desarrollo de proyectos de energías renovables está en la contratación de la electricidad verde a largo plazo porque la financiación requiere compromisos comerciales entre demanda y oferta de largo plazo y una senda de precio conocida. Y esto implica mecanismos que favorezcan la contratación con una arquitectura regulatoria energética que vaya eliminando barreras para una competencia lícita con otras tecnologías.