Vaca Muerta podría cuadruplicar el superávit comercial al 2030, según las proyecciones de Nicolás Arceo, titular de la consultora Economía & Energía. Sin embargo, este crecimiento dependerá de un aumento significativo en las inversiones y una serie de factores externos que aún generan incertidumbre.
En el marco del programa de streaming “Dinamo” de Econojournal, el especialista sostuvo que “el 2023 fue un año bisagra” para el sector energético. “De acá a lo que resta de la década, salvo que pase algo muy excepcional, el sector energético va a ir incrementando y mejorando el superávit comercial año a año con la tendencia actual”, afirmó.
Este optimismo parte de una base en 2024 de aproximadamente 5.300 millones de dólares de superávit comercial energético, lo que implicaría cuadruplicar la cifra en los próximos siete años si se mantiene el ritmo de expansión actual.
Este escenario de crecimiento está directamente vinculado al desarrollo de la producción del shale oil. Las proyecciones para 2030 estiman una producción de aproximadamente 1,200,000 barriles diarios, de los cuales un millón provendría de yacimientos no convencionales.
Inversión
En este sentido, Arceo explicó que mantener esta trayectoria de crecimiento no solo requiere mantener los niveles actuales de inversión, sino aumentarlos significativamente debido a las características técnicas de este tipo de producción.
“La producción no convencional declina fuertemente y rápidamente después del año y medio de operación, con lo cual lo que vas a necesitar es, para mantener e incrementar la producción, ir incrementando significativamente los niveles de inversión al 2030”, detalló.
El desafío central radica en el incremento del ritmo de perforación de pozos. Según Arceo, será necesario aumentar el enganche de pozos en un 30% respecto al promedio de los últimos 12 meses para sostener la tasa de crecimiento. Esto no es lineal en términos de inversión, ya que depende de cómo evolucionen los costos de perforación, pero da una idea de la magnitud del esfuerzo necesario.
En este contexto, la infraestructura es un factor crítico para materializar estas proyecciones. Arceo destacó que proyectos como el oleoducto Oldelval, que entrará en operación en 2024, y el oleoducto Vaca Muerta Sur, previsto para 2027, serán fundamentales para incrementar la capacidad de transporte y exportación de crudo.
El principal activo de Vaca Muerta
Asimismo, el titular de Economía & Energía mencionó el proyecto de licuefacción de PAE (Pan American Energy) y Golar, proyectada para 2028, aunque esta última tendrá un impacto más limitado en el corto plazo debido a su capacidad inicial reducida y a que operará solamente ocho meses al año.
El gas natural licuado, aunque juega un rol secundario en el escenario actual, podría tener un impacto mucho mayor en el mediano plazo, una vez que se desarrollen proyectos de exportación de GNL a gran escala.
Sin embargo, Arceo aclaró que estas infraestructuras aún no forman parte de las proyecciones base para 2030. “El impacto de gas natural lo vamos a tener una vez que tengamos una terminal de exportación de GNL a gran escala con más de 10 MTPA de capacidad, pero no está en este escenario”, señaló.
Por lo tanto, el núcleo del superávit comercial energético proyectado para la próxima década reside en el desarrollo del petróleo de Vaca Muerta. Este escenario base supone también que se mantendrán los niveles actuales de exportación de gas natural a los países de la región y que no habrá cambios significativos en las tendencias de demanda.